lunes, 18 de noviembre de 2013


     “El arte es de los mundos que más necesita del deseo”. 16 de noviembre del 2013.


        La frase le pertenece al artista Eduardo Médici que el sábado dictó una Clínica de Obra con la coordinación de la artista Marcela Furlani en su Espacio Diagonal.
 Y el primer deseo era saber de qué se trataba la “clínica”. Desde las 9.30 empezamos a llegar , fuimos alrededor de 20,  cada artista con sus obras, su producción para exponerla  ante los pares, los colegas para “ver qué hacemos”. Médici habla de una Clínica de obra como de un “tráfico de experiencias”.
      Y fue tal cual, un ir y venir en forma  de palabras para HABLAR de diversas  imágenes en forma de  videos, obras que vimos por celular, bastidores en las paredes desnudas, se ponía por turno lo que  cada artista tenía para mostrar exponiéndose con su producción, ante la vista y la opinión de sus pares y a la espera del “juicio” certero  y no complaciente de Médici, de sus preguntas con sus advertencias, sugerencias, razonamientos , con la participación de Marcela que puede “acercarse” y “tomar distancia” de la obra valorando siempre lo rescatable de la praxis de cada artista.

     “Hay que buscar una idea”,”…la obra nace de un conflicto”, “…la necesidad es el fantasma de cada uno”, “… Uno tiene que desconocer lo que hace, si uno conoce, no indaga…”,”… el arte hoy es edición….”, “….el mercado nos domestica”, “…hay que estar conectado con el mundo y saber qué pasa allá afuera”, estos y  tantos pensamientos para mirar de otro modo,  para trabajar y pensar ideas, conceptos, caminos, con distintos soportes, con poéticas tan variadas,  para trabajar y construir desde las fortalezas propias.
 Creo que si algo resume tamaña experiencia es la generosidad y el buen clima, los silencios y las devoluciones que nos hacían compartir, comparar o sentirnos identificados.


      La jornada  se prolongó hasta las 18.30, un  almuerzo gourmet ideado por Marcela y hecho con sus manos y la ayuda de Alicia, nos agasajó con belleza y dedicación, repollos, alcaparras, quesos y champignones, un exquisito lomo cocinado por la ella misma, jamón, bebidas,  algún vinito. Todo en una pausa que nos hizo conocer, encontrarnos con  gente que hacía tiempo no veíamos, todo con el diálogo permanente de lo artístico, llámese plástica, cine, arquitectura, libros, teorías y tanta palabra para reunir gente con inquietudes y edades tan distintas pero con la misma pasión.







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